
Hacía tiempo que no pensaba en esto, quizá por mi mala memoria o quizá por mi salud mental. Pero el caso es que volví a pensar en Plaza Castilla, no la de ahora, sino la de antes, y sus baños medievales.
Nos ubicamos en 2006-2008, por ejemplo, y Madrid era una ciudad bastante diferente a la que es hoy. Mi entorno era de pueblo, de pueblos del norte de Madrid, y Plaza Castilla era algo así como un cuello de botella por el que había que pasar para acceder al Madrid de los botellones, las chicas y la cultura. Sí, también de la cultura. Porque en una época preinternet aún importaba la cultura, como algo limitado y misterioso.
A lo que iba.
Plaza Castilla era el lugar donde empezaba el día, después de una hora de viaje y atasco, y donde terminaba el día los fines de semana. Desde ahí nos lanzaban de vuelta al pueblo con algo más de dolor en el hígado, experiencias más o menos satisfactorias y una frustración más o menos creciente por no poder quedarnos en Madrid, evitarnos el bus.
Y en los recovecos del día estaban, siempre, a punto de fundirse por los meados nocturnos y el calor del sexo salvaje, sucio y poderoso, los baños de Plaza Castilla.
En efecto: Los baños de Pza. Castilla en superficie, detras del bar , eran lamentables; a nivel de higiene y seguridad. Tenias que orinar mirando hacia atras. Cuestion aparte la de los «abueletes» y otros no tanto, «mirones» unos y otros cerrando tratos de indole sexual. Salias con ganas de ducharte otra vez, incluido el cerebro.
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jajajajajaja joder, tu comentario mola más que mi entrada. Gracias por comentar. ¡Habrá más!
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