Amigo

cuando alguien me mira y me dice una verdad,
no la verdad, sino una verdad,
una verdad hecha con trozos de muela y coágulos de nudo de garganta,
una verdad hilo de aire entre piedras,
una verdad escondida de las luces y los aullidos,
una verdad como pájaro herido envuelto en una servilleta de la cocina y recogido en unas manos,
digo
que cuando alguien me mira y me dice una verdad
yo puedo llamarle amigo.

con mi buen amigo Manuel Álvarez Ugarte.

¿Recordáis aquel tiempo de vendaval y besos, lenguas y nervios, adolescencia y sudor?

¿Recordáis aquel tiempo de vendaval y besos, lenguas y nervios, adolescencia y sudor?

¿Recordáis aquellos besos olímpicos y maravillosos que nos hacían entrar en otra época, en otra edad del cuerpo, otra edad del sentir?

Yo sí, aún los recuerdo. Y recuerdo la temperatura tropical que, húmeda, hizo quemadura en el baúl nebuloso de mi memoria.

Aquí hay una especie de mapa de aquellos besos. Es un mapa que publiqué en mi último libro y que forma parte de todo un hogar, todo un mundo acogedor (pero tramposo).

(Aquí dejo el puentecillo para que podáis comprarlo, que lo estáis deseando – https://jorgegarciatorrego.com/hogar/).

Sean ustedes, personas besantes y tropicales, bienvenidas a este oleaje:

Tu boca,

precipicio y ventana dulce,

ola recogida en el viento y todo caía.

Tu boca pequeña,

escribo tu boca y en mi boca un latido,

tu boca el territorio y mi boca los pies desnudos.

Tu boca suave,

tu boca suave donde besar es coser

donde besar es un columpio,

donde besar es submarinismo,

donde tu boca es un perfume y mi boca un lazo en tu corriente.

Reímos y nos besamos,

tan llenos,

rebosa mi boca con tu boca,

regadera,

animal marino,

geometría de alga y espuma,

tus labios donde siempre llegan olas,

tus labios de palmera,

tu labio 360 grados es mi cuerpo,

tu boca como un pararrayos,

refugio,

jardín y refugio tu boca,

lluvia horizontal,

tu lengua y mi lengua cautivas en el océano,

rodeadas,

tus ganas y mis ganas,

fricción de frutas,

objetos delicados y rotos que quedan suaves al caminar tus dientes,

recorrer tu boca a ciegas con los ojos de la lengua,

te beso, te beso, te beso y estás aquí,

tan pegada ya,

tan pegada siempre a mi recuerdo que pongo en este blanco

como una viva cicatriz de saliva,

un recorrido de zahorí.

¿Qué buscar en tu lengua,

qué buscar en tu boca,

qué buscar en la oscuridad de tus ojos cerrados por el calor

por el sol de tu boca?

Cierro los ojos para proteger las retinas,

no quedarme ciego

los ojos en la boca

así buscarte y besarte,

así empezar cada día,

así empezar el mundo.

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Elvira Daudet y su calle (la echo tanto de menos…)

En Cuenca, una mujer enciende un cigarro en su ventana mientras mira cómo en la acera se arremolina un grupo de gente. Cada vez más. Era 17 de septiembre de 2016 y Elvira Daudet se dirigía a una calle recién estrenada con su nombre para encontrarse con amigos y admiradores. Estaba llegando la poeta rubia que tiene tantas flechas en su poesía, tanta intensidad, tanta humanidad sincera y cruda.  

Y es que Elvira Daudet, la periodista que trabajó en varios periódicos (ABC, el Independiente y Pueblo), que entrevistó a Dalí durante varios días o que escribe sus poemas intensos y cercanos como puñaladas de vida, tuvo por fin su calle en su ciudad natal, Cuenca.

Este septiembre de 2016, quizá demasiado tarde, se inauguró por fin la calle. Digamos que ya era hora que su ciudad natal reconociera a una de sus habitantes más íntegras y talentosas. Pero antes que os cuente qué pasó ese día en Cuenca, os traigo del brazo a Elvira para que la conozcáis.

Elvira escribió su primera novela a los 10 años, su primer artículo a los 14 y su primer libro de poesía amorosa a los 17, y muchos años después, aquella mañana en Cuenca dijo aquí estoy. Aquí sigo estando. Al igual que aquella tarde en la que entró elegante y temblorosa en el café Gijón y dijo a unos poetas escondidos bajo el gris de la dictadura, “soy Elvira Daudet, soy poeta, y quiero publicar este libro”. Era el año 59 y Elvira Daudet entraba en la piscina de la poesía sin ningún cuidado, rompiendo la calma tan innecesaria y asfixiante de un franquismo gris ceniza.

Así estuvo toda la vida. En la vanguardia, delante, viendo qué pasaba y contándolo a los demás. La quilla, el faro y el mascarón que recibía todas las alegrías y todas las penas. De las crisis aparecieron sus poemarios. El primero El primer mensaje, después de la crisis de la pubertad. Su segundo libro, publicado en 1971, publicado cuando su matrimonio empezaba a romperse es Crónica de una tristeza. El tercero, El don desapacible, publicado en 1994, es según la propia autora el más triste de todos porque es la crisis de orfandad por la muerte de sus padres.

Elvira Daudet sigue su día a día, periodista, corresponsal entre los años de plomo italianos, recogiendo las letras del día a día como un malabarista a la vez que ella escribe en la oscuridad el dolor propio y el dolor de los demás.

El poeta tiene un sistema inmunológico muy débil y todo le hace daño.

Seis años después, la diputación de Cuenca publica su cuarto libro de poemas Terrenal y marina, en el que la enfermedad y la muerte miraron a la cara de Elvira pero no pudieron con ella y su poesía. Y ahí estaba, luchando en el olvido, cuando Jaime Alejandre y la editorial Cuadernosdelaberinto recuperó la letra mayúscula y olvidada en el cajón de muchos de Elvira para sus HazVersidadespoéticas, volviendo a poner sus poemas en papel. A partir de este momento, y apoyada en la amistad y el buen trabajo de editores, poetas y amigos, Elvira ha conseguido contactar a través de internet con multitud de personas en todo el mundo. Su poesía directa, sincera, sin “paños calientes”, ha contaminado a miles y miles de lectores.

Un año después Elvira vuelve a publicar con CuadernosdelLaberinto. En este

caso es Laberinto Carnal, en el que a través de un camino de dolor y escollos nos dibuja un sincero pasaje a la integridad y la libertad:

…Y hay mujeres sencillas, con los ojos de agua

y la carne de harina,

que aman, trabajan, paren, se deshojan

aferradas a un sueño…

Elvira Daudet estaba (y sigue estando) en racha. La gente joven se le acerca, la gente mayor quiere compartir su palabra. Todo el mundo quiere escucharla y leerla. Participar en su verdad. Poco después se publica una antología de su obra poética, desde su primer poemario de 1959 a 2012, en este caso en Alacena Roja, y su presencia en los ámbitos poéticos, tanto presenciales como digitales, crece.

Y es en este momento cuando Elvira Daudet toca la fibra de un dolor que, si bien ya había sido pulsada en otras ocasiones, en este momento retumba con una potencia continua y casi insoportable. Es 2012, y Elvira publica su libro más doloroso, Cuaderno del delirio, en el que cuenta cómo el amor esconde los abismos de la pena y la soledad de una manera brutal y exacta. Cuando leí este libro tuve que comentar cada poema. Aquí os dejo el comentario.

Después de este dolor vino la editorial Lastura a acoger y dar hogar a dos nuevas antologías de la gran poeta rubia:

Antología poética (1959-2012) y Antología poética (2012-2014).

Y después de darnos un largo paseo por la poesía y la vida de Elvira, volvemos a Cuenca, a la calle Elvira Daudet, a los lectores y amigos que fuimos a celebrar un pedazo de tierra que llevará por siempre el nombre de la poesía. 

La mujer de la ventana llamó por teléfono y seguramente le comentó a alguien cercano, incrédula, que estaba viendo cómo se inauguraba una calle, su calle. Y que para más Inri allí estaba ella, Elvira, saliendo de un coche como salen los poemas.

Así es como llegó Elvira Daudet a su homenaje, a la inauguración de su calle. Poetas y amigos nos juntamos como palos de una cabaña para acogerla, maestra y conocedora de todos los sabores.

Al igual que aquel día en que Elvira entró en aquel Café Gijón imponente, este soleado 17 de septiembre nos quedamos todos sin habla. Después de abrazos y alguna lágrima, fuimos a la RACAL (Real Academia Conquense de las Artes y las Letras) donde leímos poemas de Elvira o dedicados a ella.

Todo este homenaje fue posible gracias a sus amigos Paloma Corrales, Rafael Soler, Jaime Alejandre, Juana Vázquez, sus hijos y nietos, Enrique Gracia Trinidad, Lidia López, Paco Caro, Ana Ares, José Luis Torrego…y otros muchos que espero que si leen esto me perdonen el olvido (ya saben cómo somos los poetas). 

Todo este sarao terminó como terminan estos homenajes, comiendo y bebiendo rodeados de amigos y arropando a la homenajeada.

Pero esto no es todo…

echando de nuevo un ojo a este artículo pienso, “qué aséptico te ha quedado, tío”. Y es que no hago justicia a Elvira, a aquel día ni a su poesía. Para intentar corregir este error quiero hablar de Elvira desde más cerca.

Con Elvira no hay términos medios. O la quieres o su sinceridad te asusta. A mí, por suerte, me pasó lo primero. En el hoy en día que nos cuentan, en el del miedo, en el que solamente puede ser un “todos contra todos”, aún hay gente que acuna. Hay gente que escucha. Y Elvira es una de esas personas. Encontrar una persona así de sabia y cercana es una suerte.

El primer día que nos encontramos, después de la presentación de un libro de Neorrabioso, flipé. Nos presentó una amiga en común, Paloma Corrales, y no sabía muy bien cómo reaccionar. Admiraba como un grupie a Elvira desde que escuché su entrevista (aquí), pero no conocía a personas mayores que pudieran ser amigas mías, que pudiéramos tener temas en común y a la vez que fuera accesible. Pero con Elvira fue diferente y desde aquel día hasta hoy estamos unidos por palabras en negrita y profundas que no se pierden por el tiempo.

En su poesía se nota esta capacidad de hacer “zoom sentimental”. Se acerca donde tienes la grieta (o la alegría) y ahí se queda, compartiendo. Y para acabar quiero compartir uno de los poemas de Elvira Daudet que más me gustan:

PALABRAS PARA UN SPOT DE TVE

No me hagas daño, amor, porque me duele

que seas tú, a quien amo como nadie amó nunca,

el que me parte el alma cada día,

sin que te apiade ver como me deja

el vino que conviertes en mi sangre.

Destrozada en el suelo,

como un plato de loza hecho pedazos,

sin dignidad ni luz en la mirada;

un montón de basura abandonada.

Fría como una muerta, que aún respira

con el fin de maldecir haber nacido un día

para albergar la pena incontenible

que tu presencia amada siempre deja.  

(Del libro Laberinto carnal)

Me gustan las mujeres manos grandes como manzanos mamíferos en flor, refugio de pájaros cansados

Me gustan los hombres que aguantan un gallo en la lengua para que no se despierten las nubes. Me gustan los animales de dos patas que tocan el xilófono en una espalda, con los dedos más meñiques y silenciosos de la historia.

Me gusta tu traje guardabosques, tu llave para la jaula del tigre que siempre pierdes, que nunca sabes en qué boca dejaste. Vivan sin lombrices ni sombra los hombres que ríen y dejan caer todos los cuchillos y no importa qué insulto llega a tu casa no importa. Que sigan saltando los jóvenes con ojos a tres cuerpos por segundo, a tres olas por cintura, borrachos en cada acantilado.

Me gustan las bocas abiertas que esperan la lluvia en verano tu dedo índice como inicio del mundo la llegada al perdón de las guerras al descanso del miedo de la sangre
me gustas tu
la enemiga de todos los mapas
que no te alcanzan.

Poema incluido en mi libro Cercanías:

las lenguas son un mapa

                                    Joseph-Lorusso

Alquimia de piel y negrura, palimpsesto del ayer y del mañana, somos sendero fuera de las calles y sus grises, hacemos la plegaria para evocar al mito, ancla y tallo del mundo vegetal que compartimos.

Por tu calor estoy ciego, porque mis ojos no ven los esquinazos de lo necesario, de lo que hay que hacer, de sus estrategias, solo en tu cuerpo puedo moverme libre, sin moratones ni aguantar el aire. Porque debo en tu cuerpo no, en tu deseo no, en mi deseo te encuentro.

Porque estamos en la pecera de la habitación y desde aquí el mundo se sujeta, se ampara, se hace habitable. Porque seremos el camino al margen, su residuo, su temperatura que no cumpla las estadísticas sigo vivo. Porque el deber me ahoga yo debo acudir a ti, traquea, sistema respiratorio funcional, branquia donde hago las paces con el vivir, donde la pausa me alimenta.

7:00

La procesión de los que esperamos el bus,
adorar la luz del móvil como si fuera una vela.


La intermitencia de la fe,
la certidumbre de patas cortas que es el WhatsApp,
su atronadora piscina de ruido.


Mirarse dentro los recuerdos para saberse uno y no otro,
cualquiera
de los que te acompañan en la fila.


Y pese a la búsqueda, no poder despejar la incógnita:
no saber si las personas del verbo nacen del yo
del nosotros
o del ellos.

(Disponible en https://lasturaediciones.com/product/el-despertador-de-sisifo-2a-edicion-ampliada/)

Cultivar el vacío, Cercanías (2016)

Desnudos de Dios y su canción enferma como lluvia de abejas.
Destruimos las instrucciones del misterio sagrado y no es fácil construir un mapa.
El bien y el mal son un trabajo del colegio de tu hijo,
cosas de niños,
ideas impecables e inútiles.

Dios es el silencio a todas nuestras preguntas,
el frontón donde chocamos de cabeza,
una rotonda sin salida.

Nosotros somos la sagrada humanidad despertando de la siesta y encontrando sangre entre las sábanas.
Encontrando hermanos muertos y la gravedad vertical de la herida,
tumores negros como magnolias infectadas,
la resaca de nuestro intento de olvidarlo todo y volver al aullido,
no conocer el frío de la soledad.

No tenemos tiempo, ya es casi tarde,
en las esquirlas de la felicidad encontramos a Dios,
el sabor intermitente en la lengua,
hacer pie un segundo,
y seguir preguntando.

Naturaleza poética, libro colectivo

Participar en esta Naturaleza poética, bosque de letras imaginando por Miguel Ángel Vázquez / La imprenta, me ha hecho mucha ilusión. No solo por todos los grandes poetas con los que comparto ramas y hojas, sino por la savia del libro: La naturaleza.

El concepto de esta antología pone el acento en un tema olvidado por la poesía. Porque el mundo natural no solo está «para ir de puente o de vacaciones» sino que es la base de todo tipo de vida, incluso, fíjate, la humana❗️.
Y reflexionar sobre ello nos alimenta a todos 🌱🌿🌳

Aquí tienes el enlace para comprar el libro: https://asociacion-la-imprenta-estrategias-y-artefactos-cultura.sumup.link/producto/naturaleza-poetica-5

7-2021

Me atraganté de horizonte, de mapas, de palabras y ojos ajenos. Otros idiomas, otras pieles, otros colores. En la mudez geográfica que sentí en mi adolescencia, en mi parálisis ideológica en forma de pueblo, yo soñaba camino y viaje, pulpas distintas en la boca. Cambiar mi corazón pequeño y tosco de jaras y guijarros por un corazón de alondra o imposible. Fueron varios países, varias casas, la caries de la muerte yo la tapaba con siembra del mundo: lagos, montañas, ciudades, cigarros, alcoholes, amigos y amores, el reverso del mapa.

Y en el hoy, en el presente cercano que habito, en la lupa que vivo por el día a día en el pueblo, aprendo los nombres de los pájaros, la pausa del rizoma o el caminar del musgo. De lo pequeño a lo grande, de lo grande a lo pequeño, así el caminar es fértil.

día de la poesía/

Dentro de poco es el día de la poesía. Y a mí me gusta acordarme de que hace 9 años hice un recital en el Centro Comarcal de Humanidades de la Cabrera y no vino nadie. 0, ninguna persona. Aún así, recité a la gente que salió del teatro esa tarde 🎭 y no fue mal, vendí algunos fanzines.

Y hoy, 8 años después, aquí estoy, con 5 libros publicados y más de 1000 ejemplares vendidos. En esto de la poesía hay que ser muy pesao y seguir escribiendo, pase lo que pase.

Pequeña crónica del III Taller de slam en Matadero: «Del papel al escenario: conexión con el público». Salva Soler. (Organizado por Poetry Slam Madrid)

La charla o taller se desarrolló en las Naves del Matadero, en Madrid, el sábado 26 de febrero de 2022.

Tomé notas, más o menos han quedado claras en mi cuaderno, pero si hay alguna cagada o inexactitud en este texto, la culpa será mía, mi mala memoria y/o mi mala letra. También puede ser que estuviera haciendo algún taller y no apuntara las cosas. Salva Soler domina perfectamente el qué, el cómo y el por qué de la poesía oral y los asistentes lo sentimos. Diría que la mitad más o menos repiten y ya estuvieron en la 2ª edición.

Salva nos cuenta que somos contadores de historias, que esa es la base. Parece simple, pero oye, cuando te enredas en cómo tienes que recitar, cómo tienes que mirar, qué tienes que hacer con las manos…pues se puede perder el foco de qué es lo primero y más importante.

Nos cuenta que todos tenemos una cadencia, y tenemos que usarla como herramienta, adaptando nuestro texto y siendo muy conscientes de qué vamos a contar y cómo lo vamos a hacer. Que todas las elecciones sean con sentido. El objetivo es ir a la verdad, al final es una carrera con uno mismo.

Qué hacer antes de que te toque interpretar tu poema: él comenta que él suele estar activo, respirar, forzar situaciones de respiraciones rápidas y lentas, bien por la nariz (para calmarese) o por la boca (para activarse).

También comenta que algo que suele servir, a la hora de memorizar y exponer un poema, es pensar en ese poema no como un texto ajeno, sino como una historia que estás contando a alguien conocido. Haber vivido el poema.

Es importante que, si se usa papel, no te encierre.

Los primeros 30 segundos que estás en el escenario sirven para aclimatarse, hay que ser consciente de ello para no exigirse la perfección en estos primeros momentos. Vendrá luego.

El poeta, como escritor y como representador del texto, es una herramienta para que el poema llegue al espectador. Nosotros fuimos importantes al crearlo, ahora «solo» lo interpretamos (las comillas las he puesto yo).

El contacto visual es importante. Hay que definir a quién le vamos a hablar durante el poema. Si puede ser alguien que esté en el centro del público, mejor. También se puede jugar con el texto y teorizar que hay varios destinatarios, etc. Distintos focos.

De todos modos, todas estas capas no deben distraernos de lo que hemos contado antes. Estamos contando una historia, esto es lo principal.

Comunicar es marcar las consonantes (ejercicio útil puede ser ponerse un bolígrafo en la boca para recitar el poema).

Contar con los matices de la propia historia, ninguna es plana, ni siempre hacia arriba ni siempre hacia abajo. Que esas subidas y bajadas sean porque el texto lo pide, que no sea gratuito o caprichoso.

El lenguaje no verbal es muy importante (en teoría, el 80 % del todo).

(Esta fue, más o menos, la charla teórica. Después hicimos varios ejercicios con nuestros textos. El primero, y que es el que más recuerdo, consistía en hacer varios grupos. Por turnos, cada uno se ponía en el centro y empezaba a recitar un poema de memoria (preferiblemente) sin apartar los ojos de los demás miembros del grupo. Estos, le indicarán emociones para que vaya adaptando el texto a ese tono, primero por orden (por ejemplo, en el sentido de las agujas del reloj), luego más rápido y luego de manera aleatoria).

Y chimpún. Os dejo un vídeo de uno de sus poemas, de regalo:

y una charla TEDx:

Sobre la poesía y la vida

No puedo evitar escribir poesía, leer poesía, intentar saber qué es lo que pasa, por qué pasa así y no de otra manera. La poesía es mi martillo y mi lupa, mi selva y mi tomate. A través de ella os veo a vosotros y a través de ella me veis, aunque no os deis cuenta. No es fácil la mayor parte de las veces. Muchas veces duele, pero otras veces, cuando encuentro en un poema una manera de decir que me explica, cuyo mecanismo dulce de piezas y respiraciones me dice que no estoy solo, me siento feliz.

Sé que es difícil de explicar pero puedo decir que en la poesía conozco mejor y más intensamente. A pesar del daño, como decía.

1 ¿Qué es una jam session de poesía? Las piezas del puzle de la poesía escénica – 1.1. Poesía oral, breve recorrido histórico

(Esta publicación pertenece al libro Convivir poesía, conbeber poesía: El fenómeno de las jam sessions y la poesía oral en el Madrid del siglo XXI)

Para poder entender el concepto jam session debemos ir al origen, al concepto mismo de poesía oral. Antes de nada, debemos delimitar las diferencias que podemos encontrar entre esta poesía oral y la poesía escrita —y, por extensión, de su expresión oral y la escrita— y qué características tiene cada una de ellas y su evolución hasta el día de hoy.

Hay que tener en cuenta que el lenguaje es, en primer lugar, oral y después escrito. Aparte de nuestra propia experiencia personal (nosotros mismos como habladores/escuchadores, nosotros mismos como escribidores/lectores, en ambos casos codificadores/descifradores), solo cabe tener en cuenta el hecho de que, si el Homo sapiens tiene 40 000 años, la escritura tiene apenas 6 000. Por lo tanto, cuando hablamos de escritura, estamos hablando de una oralidad evolucionada, un paso más allá: «la lengua hablada y la signada son la manifestación básica o primaria del lenguaje, mientras que la lengua escrita (…) es secundaria[1]».

Además, en las sociedades anteriores a la escritura, el uso del verso recitado «suponía una manera colectiva de asumir el mundo: los textos recitados en voz alta no dejaban traslucir la separación entre palabras y todo era un continuum, incluida la identificación entre voz y cuerpo, del que el público participaba también como una única entidad[2]».

Pero la expresión oral tenía una tremenda limitación: no se mantenía en el tiempo. Al menos no de una manera física, objetiva y perdurable. El lenguaje oral permanecía en el imaginario colectivo gracias al intercambio de información entre los individuos de la comunidad, pero modificándose, cargándose de (y perdiendo) diferentes sentidos y significados.

Por ello se buscó fijar el lenguaje, hacerlo perdurable, homogenizarlo e inevitablemente limitarlo (en la escritura se pierden muchas características que enriquecen un mensaje, dado su carácter unificador y utilitario). La aparición de códigos de escritura sistemáticos «representó un inmenso paso adelante en la historia de la humanidad, más profundo a su modo que el descubrimiento del fuego o de la rueda: porque si bien estos últimos facilitaron al hombre el dominio de su medio ambiente, la escritura ha sido la base del desarrollo de su conciencia y de su intelecto, de su comprensión de sí mismo y del mundo que lo rodea[3]».

Pero este avance, pese a la importancia que le otorga Diringer, no contó con unanimidad desde sus inicios. De sobra es conocida la opinión de Sócrates (en boca de Platón) sobre este tema en los Diálogos de Fedro[4]:

Ella no producirá sino el olvido en las almas de los que la conozcan, haciéndoles despreciar la memoria; fiados en este auxilio extraño abandonarán a caracteres materiales el cuidado de conservar los recuerdos, cuyo rastro habrá perdido su espíritu. Tú no has encontrado un medio de cultivar la memoria, sino de despertar reminiscencias; y das a tus discípulos la sombra de la ciencia y no la ciencia misma. Porque citando vean que pueden aprender muchas cosas sin maestros, se tendrán ya por sabios, y no serán más que ignorantes, en su mayor parte, y falsos sabios insoportables en el comercio de la vida.

En el caso de la poesía, pese a que existiera el lenguaje escrito, la modalidad más extendida fue la oral hasta hace apenas dos siglos, ya que «este gran cambio de la poesía oral a la escrita producido en el siglo XIX es debido, en parte, a que con el romanticismo se intensifica el valor de la intimidad (…) y del lirismo íntimo[5]», privilegiando la visión personal del autor frente a la obra colectiva. La poesía oral era entendida como intercambio, acto colectivo, no tanto como expresión propia y limitada del autor.

Este hecho es muy interesante, pues tiene ramificaciones en otros ámbitos que alcanzan, incluso, al cómo se distribuye el «producto cultural» y que veremos más adelante en este trabajo, ya que la publicación o manifestación del poema configura inevitablemente su difusión y la recepción por parte de la audiencia/los lectores.

Es muy interesante también que entendamos la poesía oral como «poesía primaria», inicial, porque por la deformación de lo conocido parece que lo normal, lo primario, es la poesía escrita y publicada. Y en cuanto al tipo de manifestación que supone la poesía oral que trataremos en este trabajo, estaríamos hablando del segundo tipo de oralidad según la clasificación que Paul Zumthor hizo en su libro Introducción a la poesía oral[6]:

existen tres tipos de oralidad teniendo en cuenta el papel que juegan las influencias culturales: la oralidad pura, sin ningún tipo de contacto con la escritura, propia de las sociedades arcaicas, primitivas, desaparecidas hace tiempo; la oralidad mixta o secundaria, en la cual hay contacto con la escritura y con los medios de comunicación, de manera que este hecho la condiciona y matiza; y la oralidad mediatizada, donde la voz, el lenguaje, pasa a ser un vehículo exterior técnicamente moldeado por los medios. La voz, en todas las manifestaciones de la oralidad, se convierte en una característica esencial: la voz como vehículo expresivo, como objeto comunicador; el tono de la voz, la fuerza, las melodías, las imitaciones. Y esta voz va acompañada de los gestos, las miradas, los movimientos, de suma importancia cuando hablamos de oralidad.


[1] Martínez Cantón, Clara Isabel. El auge de la nueva poesía oral. El caso del poetry slam. Castilla. Estudios de Literatura 3, 2012, p. 387.

[2] Carbajosa, Natalia. Oralidad, jazz y poesía, Jot Down, 21-09-2016. Enlace disponible en: http://www.jotdown.es/2016/09/oralidad-jazz-poesia-ruth-weiss/

[3] Diringer, David. Writing (Ancient Peoples and Places), Thames & Hudson, 1962, p. 19.

[4] Platón. Obras completas Tomo 2, Madrid, edición de Patricio de Azcárate, 1871, p. 340-341. Online en: http://www.filosofia.org/cla/pla/img/azf02257.pdf

[5] Martínez Cantón, Clara Isabel. 2012.

[6] Zumthor, Paul. Introducción a la poesía oral, Madrid, Taurus Humanidades, 1991.

Pequeña crónica del II Taller de slam en Matadero: La historia de la declamación poética. Marçal Font. (Organizado por Poetry Slam Madrid)

La charla o taller se desarrolló en las Naves del Matadero, en Madrid, el sábado 29 de enero de 2022. Había frío, pero también muchas ganas. Somos unas 15 personas y la mayoría es joven o muy joven (¡bien!). Tomé notas, más o menos han quedado claras en mi cuaderno, pero si hay alguna cagada o inexactitud en este texto, la culpa será mía, mi mala memoria y/o mi mala letra. Espero que la lectura de esta pequeña crónica sea tan o más divertida y provechosa de lo que fue la mía:

Marçal nos comenta, para empezar (o al menos así lo recuerdo yo). que la parte performativa, oral, de la poesía ha sufrido un gran olvido. Su charla de hoy va a intentar corregir ese olvido (esto lo digo yo). Nos cita la Poética de Aristóteles, que tiene un planteamiento oral pero también escrito, y también nos habla de la Retórica, en la que nos dice que se habla mucho de lo performativo. La parte visual de Aristóteles ha estado muy perdida hasta ahora.

Marçal nos comenta el término cantinela, que es una prosodia, ese «soniquete» que se tiene al leer poesía, más artificial que orgánica, y que hoy en día estamos repitiéndolas de poemas anteriores. No generamos cantinelas nuevas, desde nuestros propios poemas, que sean orgánicas y que sean el resultado de habernos arriesgado a jugar y probar.

Nos habla de Gabriela Ortega, declamadora flamenca, y que para él es la mejor declamadora que ha conocido/visto. Hizo su historia en Hispanoamérica y fue olvidada.

Comenta que hay que usar también en el verso libre los silencios y todas las herramientas posibles. El poema en el micro abierto es un poema en proceso, hay que aprender, está a prueba, pero hay que presentarlo también ante diversos públicos y así crecerá. Es muy importante grabarse y escucharse para mejorarlo y saber qué parte potenciar y qué no. Hay que buscar la eufonía, como el soneto, que es agradable al oído.

Al pensar en un poema de 3 minutos, debemos pensar cómo llenar ese espacio, las repeticiones, el final emotivo, etc. Es cuestión de método. Teoría del 70/30 (70 de subida y 30 de bajada)

La primera poeta conocida fue Enheduanna, que es parte de esta poesía antigua, de salmos y poesía oral, en la que la parte escrita es solo parte anecdótica de un mensaje oral, en un contexto concreto. En Grecia había 12 tipos declamatorios.

Marçal comenta que él ha escrito muchas veces el poema desde lo oral, no al revés. No un texto envuelto con un ritmo. Hay que jugar, probar cosas, ponerse en la posición de cambiar y mejorar. También es importante que trabajemos la dicción.

Como ejemplo de poema brutal, performativo, con cambios y colores dentro de él, en su prosodia, nos leyó el poema Sollozo por Pedro Ajara, de Efrai Jara Idrovo, poeta ecuatoriano. Enlace aquí:

A la hora de recitar hay que imaginarse arcos. La poesía anclada a arcos internos, arquitectura textual. Reescribir es ganar, la pérdida es ganancia. Arcos para saber desde donde, durante y dónde acabar.

Pequeños apuntes que pillé por aquí y por allá:

  • Según San Agustín hay 4 tipos de lecturas:
    • Analógica.
    • Metafórica.
    • Política.
    • Literal.
  • Renglonear – Hacer pausas en tu texto concreto.
  • Dylan Thomas, afán por la musicalidad. Enlace:
  • https://www.youtube.com/watch?v=Tiw3uOT2eUc
  • Decir poesía ≠ interpretar poesía.
  • Octavio Paz – Petrificado/petrificante.
  • ¡Lola Flores inventó el rap en España!

Reseña de Aspiraciones de la clase media, de Brenda Ríos

Tenía que leer este libro. Estaba obligado a ello. Desde que me puse a leer cualquier cosa escrita sobre el trabajo y la explotación mientras preparaba mi El despertador de Sísifo (está muy feo que hable de un libro mío en la segunda línea de la reseña de otro libro ¿no? Pues me da igual), el explicar cómo actuamos frente al trabajo y cómo nos deja el ánimo en el cuerpo ha sido uno de mis temas preferidos, una obsesión. Supongo que cuando un tema se queda en tu cabeza durante tanto tiempo, cambiando de postura, con enfoques diversos y subtemas, es difícil eliminar esa memoria obsesiva definitivamente.

Por eso, este Aspiraciones de la clase media es un libro que encaja perfectamente en esa búsqueda de conseguir explicarnos qué hacemos esas 8 horas al día delante de un ordenador, una agenda, un horario, o unas órdenes. O, incluso, pensar, analizar y así crear una tabla que nos salve del naufragio que supone estar en paro.

Brenda Ríos, poeta mexicana, escribe un libro duro, poderoso, plomizo. Porque quizá ese decir no es solo una estética sino la única estética posible para hablar del curro. Como si para hablar del trabajo hubiera que entrar en la tormenta calma pero lacerante que supone tener una checklist siempre en la cabeza, un dominio de los tiempos, un nudo en el estómago que nos ubique en el lugar adecuado.

El libro está dividido en dos grandes secciones: la primera, homónima, y la segunda, Casa.

Esta división, muy básica y práctica, construye una dicotomía, un gozne, que, en teoría, evidencia el acantilado de la dureza del trabajo y endulza el territorio amigable de la casa. En teoría. Pero lo que yo puedo ver en este libro es que los poemas de Brenda no solo señalan la dureza del mundo y sus jornadas laborales, sino que es también en la intimidad donde se produce el desgarro y la desidia.

Sencillo y doloroso este inicio del poema Teoría de la evolución de la sección Aspiraciones de la clase media:

A mis 41 años siete meses de edad

busco empleo

nada del otro mundo

las cosas no salieron como esperaba

se empareja con la bella visión que Cortázar nos dio del Minotauro en Los Reyes y que Brenda Ríos desgrana en el poema Fiesta, de la sección Casa:

El minotauro no fue invitado a la fiesta

es más, tampoco es que lo odiaran, solo que a nadie

se le ocurrió que

seguía vivo.

Pero no solo, porque Casa no es un lugar idílico, un refugio para aguantar la lluvia de granizo del afuera que se supone que es el trabajo, sino que también en el hogar, en lo doméstico habita la necesidad y la angustia.

Creo que este libro, esta muestra de dolor y batalla, es un buen libro porque he sentido la soledad y la incertidumbre de alguien como yo que se pregunta por qué estamos así, porque estoy así, en una pregunta individualísima, y que muestra la distancia que sentimos algunos al ver que las personas a nuestro alrededor progresan, avanzan, crecen e incluso se reproducen mientras nosotros no, mientras nosotros seguimos peleando por mantenernos a flote.